María Losada (Barcelona, 1996) conoció el rugby en el momento justo de su vida. “El rugby me salvó la vida en un momento clave y me ha aportado la mayor felicidad de mi vida: dedicarme a mi pasión”. Comenzó a jugar en el INEF Barcelona, club que compite en la máxima liga estatal y, aunque durante el primer entrenamiento la disciplina en sí no la enamoró, sí que lo hizo el ambiente de aceptación y equipo que caracteriza a este deporte.
A día de hoy, María juega en el equipo madrileño Majadahonda y es internacional con la Selección Española en rugby XV y VII desde 2016. En su amplio palmarés se encuentran, entre otros logros, tres medallas de oro en el campeonato de Europa (2016, 2018, 2019).
Su experiencia en el rugby la ha motivado además a desarrollar su propio proyecto social: ‘Mujeres en Sociedad’, cuyo objetivo es promover la visibilidad de mujeres referentes en el ámbito deportivo. Asimismo, el proyecto intenta utilizar esta disciplina como herramienta para prevenir trastornos de la conducta alimentaria (TCA) en las chicas más jóvenes y adolescentes.
A modo de inicio, ¿cómo han sido los entrenamientos durante el confinamiento?
Durante el confinamiento para nosotras no cambió mucho, más allá de no salir de casa, porque seguíamos entrenando todos los días prácticamente. Yo tuve la suerte de pasarlo en una situación bastante favorable porque tenía material para entrenar de manera normal todo lo que era gimnasia. Lo que sí agradecí muchísimo es cuando se podía empezar a salir. Todo el tema de cardio, correr, tocar el balón, aunque fuera individualmente… pues me ayudó mucho en el aspecto mental. Esos días que estábamos en confinamiento también aproveché para trabajar un poco ese aspecto, porque creo que es muy importante.
En la actualidad, ¿habéis podido retomar los entrenamientos?
Hemos retomado los entrenamientos habituales en cuanto se refiere ir al gimnasio, salir a hacer el cardio, el condicionamiento más físico. Lo que no estamos haciendo todavía es entrenar conjuntamente temas de rugby, balón y tecnificación, porque con las condiciones que hay en los centros de alto rendimiento todavía no podemos hacerlo por seguridad. Entonces estamos entrenando juntas, con las distancias de seguridad, lo que es gimnasio y carrera, pero no estamos haciendo rugby como tal.
En julio del año pasado, durante el Preolímpico Europeo en Rusia, sufriste una grave lesión de rodilla. Estos meses de confinamiento te habrán ayudado a la recuperación, ¿cómo te encuentras ahora?
Sí, creo que me ha venido muy bien estos meses. Sí que empecé a jugar antes del confinamiento, unos 20’ un par de partidos, pero estos meses de más me han dado un plus de recuperación. Ahora estoy más que recuperada, tengo la rodilla perfectamente adaptada a mi cuerpo y creo que puedo jugar como si no hubiese pasado nada a día de hoy. También me ha ayudado esta pausa para todas las compañeras del equipo para retomar un poco y partir del mismo nivel físico que ellas; no tener ese retroceso que te supone una lesión tan larga.
¿Cómo ha sido la recuperación de esta lesión, tanto a nivel físico como psicológico?
Fue un momento muy duro, tanto por la lesión, como por el momento en el que me la hice, justo cuando perdimos la plaza de los Juegos Olímpicos de Tokio 2021. Fue un palo anímico, deportivo y como lesión. Siempre he sido una persona muy positiva y me lo tomé desde el minuto uno como una oportunidad. Cuando llevaba dos meses decía «no, me gusta estar lesionada, porque puedo trabajar otros aspectos que cuando estás en competiciones no puedes».
Uno de ellos, el más importante para mí, es el aspecto mental. Desde el minuto uno que me lesioné tenía muy claro que iba trabajar eso y así ha sido. Fueron unos seis meses duros porque, evidentemente, lo que más te apetece es salir a jugar al campo. Pero el hecho de estar en esa situación, con una de las lesiones más temidas, y poder trabajar mentalmente y de una manera positiva, pues me ha supuesto una oportunidad muy grande para ahora cuando vuelva a jugar estar mucho más preparada mentalmente.

Durante esos meses fuera de las competiciones has emprendido el proyecto ‘Mujeres en Sociedad’. ¿Cómo surge la idea de este proyecto?
Tener ese momento de pausa me ha permitido hacer otras cosas. Una de ellas es empezar con el proyecto de ‘Mujeres en Sociedad’. Cuando era adolescente, antes de jugar al rugby, en el ambiente que crecí no tenía referentes femeninos, más allá de mi madre o de mi abuela. Primero porque no me interesaba, nadie me había dicho que tenía que interesarme por eso. Y, segundo, porque ahora con las redes sociales es mucho más fácil encontrar referentes, pero en aquel entonces, donde los medios de comunicación no mostraban a mujeres, era muy difícil encontrarlos.
Cuando comencé a jugar al rugby me di cuenta de que había chicas que practicaban este deporte que tanto les gustaba y que lo hacían muy bien. Mis primeros referentes fueron mis compañeras de equipo. Al llegar a la selección empecé a ver a grandes jugadoras y luego, gracias a enfocarme en estos referentes dentro del deporte, descubrí a mujeres que practican otros deportes y que trabajan en otros ámbitos de la sociedad.
Ese proceso me ayudó muchísimo cuando era adolescente para crecer y forjar una personalidad. Creo que este proyecto puede ayudar a muchas niñas y adolescentes a no abandonar sus sueños, porque a día de hoy hay una brecha muy grande en cuanto a chicas de 14 a 16 años que abandonan el deporte; simplemente porque no se les enseña que pueden estar ahí. Igual ocurre en otros ámbitos de la sociedad dominados por el género masculino. Con este proyecto pretendo dar esa visión de referentes femeninos y, además, trabajar sobre la autoestima y el autoconcepto; muy importantes para que esas niñas disfruten y hagan lo que quieran realmente.
El público de este proyecto son los adolescentes. Ahora que parece que todo se pone en marcha de nuevo, ¿has pensando cómo empezar a mostrarles tu proyecto?
Una parte del proyecto es un programa de la autoestima y el autoconcepto que está enfocados para centros educativos de escuelas, institutos, centros culturales… Es un programa de seis talleres aproximadamente, terminando con el rugby que es mi deporte, pero se puede aplicar con otros también. Se trabaja la autoestima, las creencias que se generan entorno a ese patrón preestablecido por la sociedad, para intentar generar una visión crítica de las y los adolescentes en cuanto a estas directrices marcadas. Es aprender a escucharse a uno mismo y, en función de eso, escoger el camino que es mejor para cada uno de nosotros.
El proyecto como tal ya lo he terminado de diseñar durante estos meses, pero para implementarlo necesito un curso escolar: que los centros educativos vuelvan a abrir, que pueda ir allí, que haya un presupuesto para poder hacerlo… A día de hoy, estoy a la espera de que se normalice un poco todo. Es un año diferente, así que habrá que esperar un poco para implementarlo del todo.
Muy ligado a tu propia experiencia, estás escribiendo un libro sobre cómo te enfrentaste a un Trastorno de Conducta Alimentaria (TCA), ¿puedes contarnos un poco más acerca de este proyecto?
Siempre he escrito mucho como terapia para mis situaciones y creo que es muy bonito acompañar el proyecto explicando la situación que yo viví. Creo que es un ejemplo muy claro de cómo los referentes me han ayudado a descubrir cuál es mi camino y emprenderlo con la máxima motivación. Estoy escribiendo entonces mi historia, cómo me ha ayudado el hecho de practicar un deporte de equipo, en mi caso el rugby, y cómo ha transformado mi personalidad antes de jugar al rugby, el hecho de jugar al rugby y ahora que soy deportista internacional.
¿Quién es tu escritor favorito?
¡Qué difícil! Yo siempre he sido muy fan de Carlos Ruiz Zafón, me encanta la manera que tiene de escribir. No tiene mucho que ver con cómo escribo yo o con la temática que estoy haciendo, pero eso de decir “voy a coger un libro y me voy a evadir un poco”, pues te diría Carlos Ruiz Zafón.

EL RUGBY COMO SALVAVIDAS
A día de hoy, ¿qué consideras que te ha aportado el rugby?
Lo más importante que me ha aportado el rugby es un entorno sano, en el que yo puedo expresarme tal y como soy libremente. Yo estaba en un momento muy duro de mi vida y cuando entré en el rugby descubrí que era un ambiente donde se acepta a cualquier tipo de persona, sea cual sea su situación física, mental, económica… Siempre tienes un sitio en el rugby.
Eso se traslada a todos los ambientes de mi vida. Cuando te sientes aceptada, tienes un sentimiento de pertenencia en un equipo, empiezas a tener objetivos comunes, a buscar más allá de tu propia persona. Todo ese proceso me ha ayudado mucho a definirme como persona, a encontrar mi personalidad; a decidir qué objetivos quiero tener en la vida y cómo afrontarlos con mis capacidades físicas, mentales… Yo siempre digo que el rugby me salvó la vida en un momento clave y me ha aportado la mayor felicidad de mi vida: poder dedicarme a mi pasión.
Has nombrado a tus compañeras como tus referentes durante los inicios de tu trayectoria. A día de hoy, ¿quiénes son tus referentes?
Te diría, como siempre lo han sido, mi madre y mi abuela como mujeres. Mi hermano –Joan Losada, jugador de rugby a siete internacional– siempre ha sido mi mayor referente y creo que va a serlo toda la vida. Más allá de eso cualquier mujer que pueda dedicarse a lo que ella le gusta en un ambiente donde estamos discriminadas y tenemos menos visualización me genera muchísima curiosidad. Me encanta conocerlas, saber cuáles son sus ideales, su manera de pensar, por qué están ahí… No te puedo decir un referente más allá de mi familia y las compañeras de equipo que tengo, pero me encanta fijarme en todos los ámbitos y ver a mujeres que hacen grandes cosas.
¿Cómo es la rutina de una jugadora de rugby para prepararse ante una competición?, ¿tienes tradiciones a seguir?
Normalmente estamos entre una o dos semanas entrenando conjuntamente, todo los días. Hacemos como dos o tres sesiones al día, de rugby, gimnasio, físico… como equipo conjunto. El día previo a la competición cada una tiene su ritual o sus manías. En mi caso, me gusta repasar el sistema de juego, el plan de partido, ver algunos partidos o clips de vídeos del equipo contrincante o incluso míos para visualizar cómo voy a jugar en ese partido. Siempre nos peinamos para jugar al partido, es algo que hacemos todas con música en altavoz –comenta riendo. Luego ya vamos para el campo y cada una se concentra de la manera que puede: escuchando música, viendo otros vídeos… Es un momento superíntimo y depende de cada una de las jugadoras.
Entre otros logros, has sido tres veces campeona de Europa en rugby XV. ¿Recuerdas con especial cariño alguna competición de las que has jugado?
Las que más recuerdo son los tres europeos en rugby XV. Creo que cuando hubo un cambio de generación –justo después del Mundial de 2017- éramos un equipo muy joven y un proyecto que de primera parece muy difícil. De decir no sé si vamos a estar al nivel, cómo vamos a evolucionar, si vamos a juntarnos bien como equipo… Pero coger uno de estos proyectos tan bonitos, crear conjuntamente este camino poco a poco, vernos a día de hoy cómo estamos de preparadas y con qué ganas vamos a coger este clasificatorio de ese mundial tan soñado de Nueva Zelanda 2021…
Yo creo que eso es lo que más me queda. No un partido concreto, sino todo el camino vivido donde hemos crecido como jugadoras y como equipo. Por supuesto, el final del europeo del año pasado, que es lo que tenemos más reciente. Que vinieran a vernos 9.000 personas, es una culminación de este camino. Ese sería uno de los momentos concretos que más recuerdo.
Están a la vuelta de la esquina los campeonatos europeos y el Mundial de Nueva Zelanda, ¿cómo crees que se darán estas competiciones?
Ahora nosotras tenemos el foco en el partido contra Rusia, que es el primero del europeo. Creo que va a ser un camino muy complicado, tenemos que ir paso a paso y el primero es el partido contra Rusia–a finales de octubre. Vamos a preparar ese partido y vamos a ir tope porque si no ganamos ese partido, no vamos a la final; y si no vamos a la final, no viene todo lo de después.
Tenemos una situación muy favorable en lo que respecta al campeonato de Europa- y si nos clasificamos, que lo haremos, en el torneo clasificatorio mundial- tanto porque la mayoría se va a jugar en España, como por fechas. Tener expectativas sobre cómo va a salir para mí no es bueno, pero siempre tengo confianza en mi equipo y, a pesar de estar separadas, hemos estado trabajando todas muy duro. Y ahora cuando nos concentremos en las primeras semanas de volver a jugar al rugby juntas, vamos a terminar de afianzar todo lo que hemos preparado estos meses por separado y prepararnos perfectamente el primer partido del europeo.

RUGBY ESPAÑOL
¿Consideras que es muy complicado dedicarse al rugby en España?
Complicado no. Diferente a otros países donde el rugby es un deporte rey, sí. A día de hoy nosotras podemos competir a alto nivel, tenemos ciertos recursos que nos permiten hacerlo y vivir de ello. Comparado con otros años anteriores, estamos en una situación muy favorable. Probablemente el rugby siga creciendo y lleguemos a un punto donde nos podamos comparar con grandes potencias del rugby. Creo que, desde mi situación de empezar en un deporte nuevo, que siempre había sido el deporte de mi hermano y empezar a crecer, con ganas y constancia puedes llegar a donde quieras. Ser ‘leona’ básicamente es dedicarte a ello y quererlo mucho. Entonces, complicado no, simplemente hay que trabajarlo.
¿Crees que durante estos años ha mejorado la concepción del rugby a nivel nacional?
Yo creo que hizo mucho favor hacia el rugby los Juegos Olímpicos -2016 en Río- porque fue una ventana de exposición al mundo, sobre todo en los países donde el rugby no está tan desarrollado. Desde ese año, han crecido exponencialmente las fichas y las fechas federativas de todos los clubes, tanto masculinos como femeninos. Eso me da una esperanza muy grande de decir este deporte va a seguir creciendo.
El año pasado, en el final del europeo de rugby femenino XV tuvimos casi de 9.000 espectadores; un hito histórico que nos da ese ímpetu de seguir trabajando, porque cuando hacemos las cosas bien se nos enseña. No nos pueden girar la cara los medios de comunicación, cuando ganas medallas, copas… También el crecimiento de las redes sociales hace que tengamos una ventana para llegar a muchísimas personas. Estamos haciendo un buen trabajo en ese sentido, federación y deportistas individuales, y se está trasladando en ficha año tras año cada vez más.
¿Consideras que existe una buena cobertura por parte de los medios nacionales?
Hay una mejora bastante grande con respecto a años anteriores, sobre todo en el deporte femenino en general y en el rugby femenino en concreto. Cada vez más se sacan partidos de rugby por televisión. Pero, que se haya mejorado no significa que hayamos llegado al punto óptimo, hay que seguir trabajando. Y, si ahora mismo los medios no nos sacan, vamos a utilizar otras herramientas como las redes sociales. Me gustaría pensar que año tras año vamos a seguir creciendo y que va a aparecer en medios generales cada vez más; no solo te hablo del rugby, sino de todos esos deportes que no sean fútbol en nuestro país.
Además de dedicarte al rugby e iniciar tu propio proyecto, has realizado varios voluntariados como coordinadora o community manager. También has participado en el proyecto Ruby Values, de la internacional Patricia García. ¿Qué te han aportado estas experiencias?
El voluntariado lo he hecho desde que soy muy joven. Es algo que siempre me ha aportado muchísimo como persona y me gusta mucho dedicarme a proyectos sociales. Por eso también estoy creando el mío. Cuando me surgió la oportunidad de hacer las prácticas del grado –en Publicidad y Relaciones Públicas– en la ONG de Patricia, contacté con ella y le dije: «me gustaría poder hacer las prácticas en tu proyecto porque me gusta mucho lo que estás haciendo y creo que me va a aportar profesional y personalmente».
Entré en el equipo de su ONG, no solo con Rugby Values, sino también un poco con todos los proyectos. Al principio hice un poco de todo y a día de hoy estoy más enfocada en las relaciones con empresas –en Rugby Valores y Rugby Libre–para encontrar colaboraciones. Creo que todo lo que está generando Patricia con sus proyectos es muy bonito, sobre todo por el impulso que le está dando al rugby tanto español, como mundial. Me parece una labor muy loable y si puedo ser partícipe de ello pues mejor que mejor.
Ser Leona es un orgullo pero también una responsabilidad muy grande.
¿Dónde te ves en un futuro próximo?
Esa es una pregunta que antes no te sabría responder y que ahora sí. Me gustaría mucho seguir dedicándome a llevar el rugby a otro nivel y, como jugadora, intentar conseguir todos los objetivos deportivos que me he marcado: llegar al Mundial de Nueva Zelanda y con el (rugby) siete intentar ir a los Juegos de París de 2024. En lo personal, implementar el proyecto de ‘Mujeres en Sociedad’ en todos los centros educativos, terminar mi libro y publicarlo. Un poco, culminar todo lo que tengo a día de hoy abierto y llevarlo al máximo rendimiento en los próximos años.
¿Qué significa para María Losada ser una Leona?
Ser Leona es un orgullo y una responsabilidad muy grande. Para mí ser Leona me ha cambiado la vida. Poder dedicarme a mi pasión día tras día, no puedo estar más agradecida. Creo que como jugadoras debemos acarrear los valores de nuestro deporte: la disciplina, el respeto sobre todo, la constancia, la solidaridad… Todos esos valores que nos representan tienen que definirnos como persona y, con ello, debemos crear o abrir camino a las futuras generaciones. Como Leona no puedes relajarte, tienes que intentar generar cambios positivos para las generaciones que vienen y así permitir que nuestro rugby siga creciendo.
Si tuvieras que animar a una persona a practicar rugby, ¿qué le dirías?
Primero que no tenga miedo; que si es algo que le apetece hacer que lo haga, a pesar de todo lo que le puedan decir negativo. El primer paso es atreverse y creo que lo único que le puede aportar son cosas buenas. Que vea la experiencia de muchas de nosotras, cómo el rugby nos ha permitido llegar a ser lo que queríamos. Creo que no solo el rugby, sino el deporte en general tiene un poder transformacional enorme. Entonces le diría que lo pruebe y, si luego no le gusta, está perfecto. Pero creo que le va a transformar la vida y, sobre todo, como persona; le va a permitir trabajar en un proyecto que es más grande que él o ella mismo.