Sonia Lafuente, patinadora artística sobre hielo / Fotografía de Linkedin

Sonia Lafuente: “El patinaje artístico es un deporte muy variado, que te da la posibilidad de conocerte como persona y de expresar tus sentimientos con la música”

Sonia Lafuente (Las Palmas de Gran Canaria, 1991) se colocó sus primeros patines a los cuatro años. Comenzó en esta disciplina por casualidad, sin embargo, lo que en un principio fue un entretenimiento, se convirtió en el inicio de una amplia trayectoria. A pesar de las dificultades, para Sonia el patinaje artístico no solo es un deporte muy completo, sino también una forma de conocerte a ti mismo y de expresar tus sentimientos, a través de la música.

Compitió en los Juegos Olímpicos de Vancouver en 2010, quedando 22ª en la categoría de individual femenino, con un total de 133,51 puntos. En su palmarés se encuentran además varias medallas de oro. Entre ellas destaca la conseguida en el VII Festival Olímpico Juvenil Español (FOJE) de invierno, celebrado en Jaca en 2007; competición que Sonia recuerda con especial cariño. Ha sido también la primera patinadora española en conseguir una medalla en el Grand Prix Júnior (plata en la Copa México 2006); además de ser varias veces campeona de España en diferentes categorías.

A día de hoy, han pasado casi tres años desde que Sonia colgó los patines y dejó de competir en las pistas. En la actualidad, la patinadora entrena a un club de pista y participa en la campaña ‘Todos Olímpicos’, para promover el deporte entre los jóvenes. En la entrevista de hoy, Sonia nos explica cómo comenzó en esta disciplina, qué es lo que más le gusta de ella y cómo ha sido su trayectoria.

 

A modo de inicio, ¿cómo ha sido la vuelta a la normalidad?

Me encuentro bien. Es raro porque, ahora que estoy en el lado de entrenadora, tienes la incertidumbre de saber cuánto tiempo nos van a dejar entrenar o si nos van a volver a cerrar [las pistas].

Con el confinamiento, se detuvieron programas donde estabas participando como ‘Todos Olímpicos’, impulsado por el Comité Olímpico Español (COE). ¿En qué consiste este proyecto?

Al ser charlas que damos en colegios para promover los valores del deporte y el olimpismo, pues están paralizadas porque no están las cosas como para que vayamos de visita. Las campañas están en varias comunidades: Madrid, Canarias, Extremadura, Castilla y León, Andalucía y Valencia.

Consiste en charlas en colegios donde participan diferentes deportistas. Tienen dos partes; la primera es teórica, donde les hablamos un poco de cómo han evolucionado los Juegos Olímpicos desde su origen, los resultados de deportistas españoles, la importancia de valores como el esfuerzo, la superación, el sacrificio… y les contamos también nuestra experiencia. Luego les damos unos minutos para que ellos nos pregunten todas las dudas que les puedan haber surgido tanto de la charla como de otros deportes, nuestra experiencia…Lo que ellos quieran.

Después tienen una parte práctica que consiste en hablar de algunos deportes y hacer algunas prácticas para que ellos también se muevan. Llevamos materiales de muchos deportes olímpicos, les explicamos un poquito sobre ellos y les enseñamos el material, pues hay muchos a los que ellos de normal no han tenido acceso, como la esgrima o halterofilia.

Desde 2019 participas en esta campaña. ¿Por qué decidiste entrar en el COE?

Yo he estudiado Ciencias de la Actividad Física y del Deporte y, luego, la rama por la que me he inclinado más es la de gestión deportiva. Entonces, por mi experiencia deportiva, el comité siempre ha sido un sitio que me ha llamado la atención y me gusta lo que hace. El último año de carrera hice las prácticas en el Comité Olímpico y, después, al año siguiente, surgió la oportunidad de formar parte de esta campaña.

¿Cómo crees que puede ayudar la labor del comité a que los jóvenes se inicien en el deporte?

Mi esfuerzo se centra en mi deporte, que es también minoritario. Todos los deportistas que practicamos deportes minoritarios, ahora con las redes sociales, Internet…, nos estamos esforzando mucho para que nuestros deportes se hagan un hueco dentro de la sociedad española, que está más focalizada en el fútbol.

Todos intentamos aportar nuestro granito de arena para conseguir que el resto de deportes también se conozcan y dar la oportunidad de que los niños lo puedan practicar. Al final una actividad que te ha dado tantas satisfacciones, te gusta que otros niños puedan disfrutar de ello también.

Por eso la campaña del COE es algo tan bueno e importante, porque a cuantos más niños llegue, más posibilidades hay de inculcarles esos valores del deporte y de intentar que se interesen por ello. Para mí, una vez que he dejado de competir, valoro todavía más esa parte de los valores, etc., que después te ayuda de cara al resto de tu vida.

SUS INICIOS EN LA PISTA

Sonia Lafuente en la competición del Trofeo Nebelhorn (2009) / David W. Carmichael

Tu trayectoria profesional comenzó desde muy joven. ¿A qué edad tuviste tus primeros patines?

Empecé a patinar cuando tenía cuatro años, pero fue solamente porque tengo una hermana dos años mayor y no se le daba muy bien todo lo que era actividad física en general. Mis padres decidieron apuntarnos a hacer deporte para que ella mejorase ese aspecto y para que yo estuviera entretenida. Dio la casualidad que vivíamos en Majadahonda, el resto de escuelas de gimnasia, atletismo… estaban todas llenas y, justo ese año, se abrió la pista de hielo de allí y había plazas en la escuela municipal.

Al principio dijeron que yo era demasiado pequeña para empezar, pero mi madre dijo que “o nos llevaba a las dos o no nos llevaba a ninguna”. Empecé por eso, fue casualidad realmente, no es que sea una tradición de mi familia. Empecé ahí y me enganché.

¿Tenías algún referente femenino cuando comenzaste tu trayectoria profesional?

No, en España no ha habido una tradición muy grande de este deporte. Es verdad que cuando era más pequeña, pues las chicas que en ese momento estaban por encima e iban a campeonatos de Europa o así. Obviamente ese era el objetivo, llegar un día yo también al campeonato. Después, referentes de patinadoras internacionales, que te inspiran, ves lo que te gusta de ellas e intentas mejorar.

El patinaje artístico es una disciplina muy completa. ¿Cómo es la rutina de una patinadora?

Creo que el deporte más parecido al que se puede comparar es la gimnasia rítmica, porque nuestras temporadas es repetir, repetir y repetir; que acaba la temporada, escuchas esa música y ya no puedes escucharla más de tanto haberla repetido. Hacemos mucho trabajo de repetición dentro de la pista: de las coreografías por partes, entera, con saltos… para coger la forma física.

Después, fuera del hielo, intentamos compensar esos trabajos que son parte de la preparación física. En Canadá, por ejemplo, hacíamos clases de yoga o pilates. Durante el año de los Juegos, por ejemplo, tenía un programa de música española y estuve dando clases particulares con una profesora de flamenco, porque al final intentas moverte lo más acorde posible con la música.

Entonces hacemos bastantes trabajos complementarios para intentar que en el hielo podamos rendir lo máximo posible. También está ese trabajo de psicología, de gestión de los nervios, de visualización fuera de pista… Todo lo que pueda ayudarte a sumar para que en el momento de la competición, cuando pises el hielo, estés lista.

Esa es la parte más complicada: ser juzgada; también un poco por tu aspecto físico

¿Qué es lo que más y lo que menos te gusta del patinaje artístico?

Lo que más me gusta del patinaje en sí como deporte es que es muy completo. Tenemos toda esa parte atlética de los saltos, las habilidades para hacer tus piruetas, pero después tiene esa parte artística que te deja también expresarte un poco como persona; lo que te transmite la música e intentas con eso llegar un poco a la gente que está en el público. Cuando tú después terminas y alguien te dice que se ha emocionado mucho con tu programa o que se ha divertido, eso a nosotros obviamente nos da una satisfacción enorme.

Lo que menos te diría la parte de que es un deporte juzgado. Tiene una parte subjetiva y eso al final para el deportista tiene su parte complicada, pues hay ciertas cosas que no están bajo tu control. Lo único que controlas es salir y hacer tu trabajo, pero luego si les gustas más o les gustas menos, ahí hay poco que puedas hacer. Esa es la parte más complicada: ser juzgada, también un poco por tu aspecto físico. Es aprender a llevarlo. Somos varios los deportes (gimnasia rítmica, sincronizada, etc.) que tenemos esta parte que dices “ojalá pudiese ser un poco más objetivo”. 

En 2013 te trasladaste a Canadá para entrenar con el equipo de Brian Orser, ¿cómo calificarías tu experiencia en el extranjero?

Decidí trasladarme después de no lograr la clasificación para los Juegos de 2014. Sentía que necesitaba un cambio para volver a encontrar un poco mi persona, lo que quería, disfrutar del patinaje. Ver otra manera de entrenar y de ver este deporte. Al final te vas a un país que tiene una tradición enorme dentro de ese deporte y es un lujo.

Es verdad que no fueron los ‘mejores’ años de mi carrera. Sobre todo ese primer año, que fue bastante duro, hasta el punto de encontrarme en el siguiente Campeonato de Europa y recuerdo estar poniéndome los patines, saliendo hacia la pista y estar pensando “pero a dónde vas”. Como de haber cogido un poco de miedo a esa parte de la competición.

Entonces esos años no han sido los mejores a nivel de resultados, pero sí creo que han sido los que más me han enseñado como deportista; de todo ese trabajo de psicología, de volver a disfrutar, de perder ese miedo y encontrar el sentido de por qué lo haces. Por eso considero que como persona y como deportistas son los que más me han hecho crecer.

PATINAJE ARTÍSTICO EN ESPAÑA

¿Consideras que es muy complicado en España dedicarse al patinaje artístico?

Más que complicado es que tienes que tener claro la importancia que tienen los estudios. Pero yo creo que eso es siempre, da igual a lo que te dediques. El deporte está muy bien y te da unas cosas, pero la vida deportiva dura lo que dura y, entonces, hay que reincorporarse a la vida ‘normal’. En el deporte las lesiones ocurren, igual de repente tu carrera se acaba.

Entonces veo la importancia de exaltar la parte de mantener la parte educativa y saber qué es lo quieres hacer después. Si tu objetivo es ser entrenador, está estupendamente; yo ahora estoy entrenado, pero no dejar de lado la formación es lo más importante, porque ahora mismo en España estamos en una situación donde este deporte es minoritario. Tienes que saber que de esto rico no te vas a hacer.

Por supuesto, dar lo máximo siempre; creo que eso hay que darlo en todo lo que hagas. Pero tenemos que tener esa parte formativa que después te va a ayudar de cara al resto de tu vida. La carrera deportiva tiene una fecha de caducidad, no es tan larga, y es importante tener un plan B siempre.

¿Crees que durante estos años ha mejorado la cobertura de los medios, así como la concepción que se tiene sobre el patinaje artístico a nivel nacional? 

Creo que en el caso del patinaje sí, por lo menos en los últimos años. Obviamente con Javi –Javier Fernández, doble campeón del Mundo y séptuple campeón de Europa– el patinaje ha tenido una repercusión mayor. En la campaña, cuando hablamos de deportistas y de las medallas conseguidas, el primer año me llamó la atención y me alegró que cuando llegaban los Juegos Olímpicos de invierno y mencionábamos a Javi y Regino –ganador de la medalla de bronce en snowboardcross– que consiguieron medallas en los últimos juegos –PyeongChang 2018–, el momento en que salía la diapositiva y todavía no habíamos dicho nada, muchísimos niños sabían quién era y a qué se dedica. Hemos tenido una suerte enorme de tenerle.

Entonces, yo creo que cada vez se le está dando más importancia a los deportes minoritarios. Es verdad que falta muchísimo por hacer, pero sí que he visto un incremento de la repercusión, por lo menos de mi deporte, en los últimos años.

Sonia Lafuente, / Fotografía publicada en Facebook

Retomando de nuevo tu trayectoria, de todas las coreografías que has realizado, ¿hubo alguna que tuviera una especial complicación?

Yo creo que todas y cada una de ellas. Al principio de la temporada, cuando las estás montando, todas tienen una complicación enorme. Es una parte divertida, aunque se sufre. Ese proceso de la primera vez que montas la coreografía y te estás tropezando quinientas veces, llegas tarde con la música y ni siquiera estás haciendo los saltos. Dices: “Dios mío, cómo voy a ser capaz de hacer todo esto, más los saltos y las piruetas”. Al final de la temporada, te sale.

Todo ese proceso de ver cómo evoluciona el programa, de al principio estar echando el pulmón y no llegar con la música, a ver que eres capaz de meter más cosas de coreografías y pasos, es uno de los grandes procesos de nuestra temporada. Para nosotros es un gustazo ver cómo evolucionan los programas a lo largo de la temporada.

 

La carrera deportiva tiene una fecha de caducidad, no es tan larga, y es importante tener un plan B siempre

Respecto a las competiciones que has ganado, ¿hay alguna que recuerdes con especial cariño?

Yo creo que la más importante de todas fue el FOJE – Festival Olímpico de la Juventud Europea–, que es una especie de Juegos Olímpicos, pero de categoría júnior y solamente para países europeos. A parte tiene un rango de edad para participar muy limitado y solo la puedes hacer una vez en tu carrera deportiva.

El año que Javi y yo teníamos la edad para hacerla se hizo en España, en Jaca, y era la primera vez que competíamos llevando el símbolo del Comité Olímpico. Fue un conjunto de cosas: que esa primera experiencia fuera en España, que fuera abanderada del equipo español y, además, que fuera muy bien la competición, acabé ganando. Ese momento cuando tuvieron que cerrar la pista de hielo porque ya no entraban más personas y que estuviera mi familia allí… Es de las competiciones que guardo con más cariño.

¿Echas de menos volver a competir?

No [ríe]. Cuando decidí dejarlo, hace ya casi tres años, fue el momento en que vi que ese proceso de hacer tus programas, etc., ya no tenía esa motivación para hacerlo. Dedicarte al deporte profesionalmente es muy sacrificado, pero lo que te hace mantenerte ahí es esa motivación, ese ‘gusanillo’ que te da la competición. En el momento en que dejé de sentirlo, fue cuando dije “creo que ya he competido suficiente en mi vida”. Echo de menos tener más tiempo para ir a patinar; hacer alguna exhibición, dar clases… me gusta, pero la parte de la competición no la echo de menos. 

¿Dónde te ves en un futuro próximo? ¿Continuarás en el COE?

[Risas] Al dejar de competir y no tener una rutina tan marcada, me es un poco difícil todavía esa pregunta sobre el futuro. Cuando me dicen “dónde te ves dentro de diez años”, me entra urticaria, me cuesta. Ahora mismo intento no tanto vivir el día a día, porque tienes que tener unos objetivos, pero sí disfrutar un poco de todo lo que viene.

Al final son muchos años en un deporte con una rutina tan marcada, que llegaba junio y era capaz de decirte lo que iba a pasar exactamente en mi vida los próximos doce meses. Ahora como no lo llevo así, por una parte te puede generar un poco de ansiedad, pero intento hacer un trabajo de disfrutar lo que venga, sacar lo máximo posible y aprender de todo lo que se ponga en el camino.

Yo al principio decía que no iba a entrenar y, ahora, entreno en un club de rueda y este año voy a coger un club de hielo. Lo estoy disfrutando también, me está enseñando muchas cosas de cómo transmitir, cómo comunicarte… Un poco el trabajo de psicología desde el otro lado, pues yo he estado ahí y sé lo que pueden estar sintiendo.

Te da, por ejemplo, esa satisfacción de cuando llegas a entrenar y tienes una alumna que tiene el día cruzado, que a lo mejor empieza y no le sale nada y consigues darle la vuelta al entrenamiento y acaban pasando cosas positivas… Me está dando una satisfacción muy grande. Entonces, eso que dicen de “nunca digas nunca”, pues eso. Sí que es verdad que la parte que me gusta mucho es la de gestión, todo lo que tenga que ver con la organización de eventos deportivos y de promover el deporte. Por ahí iría la cosa.

La filosofía de este deporte es caerse y levantarse

Si tuvieras que animar a una persona a practicar patinaje artístico, ¿qué le dirías?

De este deporte, a pesar de los momentos difíciles, los recuerdos que me quedan son de cosas buenas. Lo recomiendo mucho porque es un deporte muy variado, que te da la posibilidad de conocerte a ti como persona y de expresar tus sentimientos con la música, lo que a ti te transmite. También la parte de patinar, la velocidad, a mí siempre me da una sensación de libertad que me gusta muchísimo también.

A mí me ha ayudado mucho en el resto de mis cosas, porque es un deporte en el que estamos muy acostumbrados a caernos y levantarnos. Es como que la filosofía de este deporte es caerse y levantarse. Eso también te ayuda a aprender a superarte y no dejar que un fallo te hunda. Me gusta mucho porque me parece un deporte muy variado con esa parte artística, la parte física, el superarte día a día. Yo lo recomiendo por eso.

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